viernes, 22 de abril de 2011

Máquinas de dibujar

Durante los siglos XV y XVI las máquinas creadas para el trazado de prespectivas, retratos y dibujo en general se multiplican, es la conquista de la tercera dimensión.
El ojo humano humano capta la realidad en perspectiva cónica, semejante a como lo hace una cámara fotográfica, dos rectas paralelas deberían de cumplir siempre la condición de no encontrarse, la realidad perceptiva es que dos rectas paralelas se juntan en un punto de la linea del horizonte que se situa a la altura del ojo humano. Quien si no Leonardo da Vinci, da el paso para comprender esta antítesis construyendo su ventana.


Es un aparato que permite dibujar situándolo entre el artista y el modelo, se colocaba una tela transparente estirada en un bastidor y se dividía con varios hilos formando cuadrados iguales. Esta cuadrícula permitía
situar todos los contornos con exactitud y con toda facilidad trasladarlos al soporte (papel, madera...), poniendo igual división de cuadros en dicho soporte.
Coetáneo de Leonardo, fue Leon Battista Alberti. Conocido por la utilización del velo, una ventana con una cuadricula de hilos gruesos en un tejido de gasa,  le servía para buscar puntos de referencia espacial y llevarlos al papel mediante un cuadrícula a escala que se correspondía con la rejilla, el velo reducía la escala del natural al dibujo.


El porticón de Durero consiste en un cordel que se mantiene en tensión gracias a una plomada colocada en uno de sus extremos, mientras que en el otro extremo se sujeta por una aguja, a modo de índice, para irse situando sucesivamente en una serie de puntos del objeto. El lugar por donde el cordel atraviesa el marco, determina la posición de cada punto en el futuro cuadro. Esta posición se fija ajustando dos hilos móviles. A continuación, la posición de cada punto se pasa a un papel sujeto en un “porticón” abatible alrededor de unas bisagras ancladas en uno de los lados del marco.


Ninguno de estos artilugios menoscaba la habilidad de estos artistas, todo lo contrario, no sólo se preocupaban de la técnica buscaban el máximo acercamiento a la realidad, y es sorprendente como se rompían la cabeza para conseguirlo, es lo que tiene el Renacimiento.

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