sábado, 31 de marzo de 2012

psicosis 2 robert bloch

Robert Bloch le confesó al editor de Arkham House, August Derleth, que había negociado mal el contrato de adaptación al cine de psicosis  Hitchcock planteó dos posibilidades: un porcentaje de los beneficios o un pago en mano. De haber elegido la primera opción, Bloch hubiera obtenido una fortuna.
Quizá fue esta mínima decepción la que le llevó a plantearse una secuela literaria de psicosis en 1982.
En el buen cine de antes, cuando el miedo era fugaz y tenía sabor a medianoche, los asesinos poseían una dimensión mítica. Psicosis y La matanza de Texas acabaron con ese estilo, y abrieron paso al slasher y al gore que reinaron a lo largo de los ochenta.
Robert Bloch, que conocía el género como si él mismo lo hubiera inventado, quiso alejarse en Psicosis II de los efectismos más pueriles. De hecho, dedica una parte de la novela a criticar los excesos del terror hollywoodense.
Como pueden suponer, aquello fue suficiente para disgustar a los ejecutivos de Universal Pictures, que esperaban obtener un nuevo éxito adaptando el libro.
A la hora de rodar una secuela del film de Hitchcock en 1983, decidieron prescindir de Bloch y encomendaron la escritura del nuevo guión a Tom Holland, futuro director de Noche de miedo (Fright Night, 1985).
Planteada como un thriller psicológico, la película recorría con más pena que gloria los senderos trillados por su predecesora, y de paso, buscaba la aprobación de la audiencia juvenil. Para atraer a ese público, la Universal pretendió –sin conseguirlo– contratar a la scream queen de moda, Jamie Lee Curtis, quien además es hija de la estrella de Psicosis, Janet Leigh.
Por su parte, Anthony Perkins y Vera Miles volvieron a dar vida a Norman Bates y a Lila Crane. El equipo de dirección artística repintó las paredes de la Casa Bates, y con la publicidad a la que se prestaba el evento, el famoso motel fue reconstruido en el plató 24 de los Estudios Universal.
Pero aquella película nada tenía que ver con el universo literario de Robert Bloch, quien prosiguió la saga de Norman Bates alejado de la industria del cine. De hecho, la Universal recomendó al escritor que no publicase el libro que nos ocupa.
Resulta llamativo, en todo caso, que Psicosis II plantee en sus páginas ese tipo de autorreferencia cinematográfica que ya ensayó Edgar Rice Burroughs en tarzán y el hombre mono  (Tarzan and the Lion Man, 1933), y que, pasado el tiempo, aprovechó el realizador Wes Craven en La nueva pesadilla de Wes Craven (Wes Craven's New Nightmare, 1994), en Scream 2 (1997), y sobre todo, en Scream 3 (2000).
"¿Es que no se da cuenta? –dice uno de los personajes de la novela– Es el síndrome del espectáculo. El mundo del cine se prostituye para el público. Solo tiene que fijarse en cómo se anuncia, complaciendo: ven y viólame, diviértete, págame para que te entretenga a oscuras, te invito a que se desaten tus fantasías más salvajes de lujuria, asesinato, venganza. Te atraigo para que te identifiques con sádicos, sociópatas, perversos polimorfos".
Bajo este punto de vista, en Psicosis II se dan la mano el thriller clásico, una reflexión acerca de la violencia y el retrato de un Hollywood decadente, trivial y ajeno a sus raíces, inmerso en un tiempo en el cual "lo que se buscaba en unos estudios de cine no era elegancia, sino una plaza de aparcamiento".
Limpia y turbadora, confidencial y desolada, con un montaje de cortes secos, la narración posee esa cualidad única que siempre distinguió a Bloch sobre la mayoría de los autores de terror de su época, y que le convierte en un maestro irrepetible.
Sinopsis
Todos recuerdan a Norman Bates, el tímido director de motel con una fijación mortal por su madre.
Después de pasar varios años internado en un hospital psiquiátrico por la terrible matanza que horrorizó al mundo, Norman anda suelto de nuevo. Ha conseguido escapar, y ahora recorre un sangriento camino hacia Hollywood donde, al parecer, se va a rodar una película sobre su vida y sus crímenes... pero este rodaje, tras un repentino y espeluznante giro, empieza a parecerse demasiado al horror en el que se inspira.
Robert Bloch es conocido por ser el autor de la obra maestra del terror Psicosis, llevada al cine en el clásico de Hitchcock, pero además escribió otra veintena de novelas por las que recibió premios como el Hugo, el Bram Stoker y el premio Mundial de Fantasía.
Fue discípulo de h.p lovecraft, y colaboró con él en la escritura de los mitos de chtulu.


esta secuela que sacó bloch de su clásico, se la podía haber ahorrado, pero claro, pensó en sacar una pasta extra y acerto de lleno. bloch es un gran maestro del género de terror, pero lo suyo es más bien el relato corto, no la novela larga.
el inicio de esta novela, es muy esperanzador, norman metido en el manicomio, y dos monjas que vienen a hacerle una visita, aprovechando que le dejan solo con la monja, y que se produce una tormenta la asesina y se disfraza de monja y de nuevo norman bates en la calle.
Se entera de que se está rodando una película de hollywood sobre su vida, y va a los angeles de visita, de paso que se pasa antes por la casa de los Loomis, para arreglar viejas trencillas.
cuando llega norman a hollywood, desaparece, y el doctor que lo vigilaba Clairbourne, es el que se encarga de realizar la averiguación, cuando todos tienen miedo de que en cualquier momento aparezca Norman Bates en escena. Los personajes son estereotipados, clairbourne es el único interesante. la actriz que encarna a mary crane en la escena de la ducha, contratada solo por su cuerpo, el director Driscoll ambicioso, el guionista Ames un frustrado, Y el que paga la película Vizzini, un loco amante de la historia de crímenes de norteamerica. Un cambio en el guión de última hora, ensalza esta novela, que sin ser ninguna maravilla entretiene e inquieta a partes iguales. a mi Bloch me recuerda mucho a Leon Uris, no son ningun maestros en esto de la literatura, pero entretienen muchisimo.

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