viernes, 27 de julio de 2012

el libro de los craneos robert silveberg

Como se puede observar por la fecha de la edición original, esta novela está claramente inscrita en el período dorado de la obra de Silverberg. Una vez superada su época de escritor compulsivo para revistas pulp, el maestro realiza un giro de ciento ochenta grados a su obra y, actuando como uno de los estandartes de la New Age o New Wawe (como se le quiera llamar) imprime a sus escritos una profundidad de pensamiento y un análisis de la conducta humana que sobrepasa, con mucho, cualquier obra de ciencia-ficción escrita por él anteriormente.
Aunque ésta es otra: ¿es realmente EL LIBRO DE LOS CRÁNEOS una novela de ciencia-ficción? Pues va a ser que no. Al menos no presenta ninguno de los elementos típicos del género. Si hubiera que catalogarla (aunque tampoco veo la necesidad) diría que se trata de un drama psicológico, en el que los cuatro protagonistas exponen sus puntos de vista sobre diferentes asuntos: inmortalidad, sexualidad, religión, honradez, posición social, etc.
Formalmente interesante, con gran cantidad de breves capítulos narrados en primera persona por un participante distinto, la novela se divide en dos partes claramente diferenciadas: el típico viaje iniciático, en este caso en coche, desde su Universidad del Este hasta el Monasterio de Arizona, y la estancia en el mismo, con toda su carga de dramatismo, ejercicios esotéricos y confrontaciones psicológicas. Resulta particularmente interesante la prueba exigida por los monjes en que cada uno de los cuatro aspirantes debe contar a otro, previamente elegido, ese secreto oculto que todos escondemos y que jamás hemos mencionado a nadie. Teniendo en cuenta que uno de los protagonistas es un pijo rico que no ha dado un palo al agua en su vida, otro es un granjero de Kansas obsesionado con triunfar en la vida, un tercero, futuro escritor, homosexual, que ejerce de tal, mientras que el último, descubridor del Libro, es un judío menudo, tímido y solitario, ratón de biblioteca, que parece tener bastante del propio Silverberg, nos podemos imaginar que las confesiones de y otros contienen bastante enjundia.
El premio a tanto esfuerzo es grande: nada menos que la inmortalidad. Pero el precio también lo es. Según el Noveno Misterio del Libro, uno de ellos será asesinado por los demás, otro se sacrificará voluntariamente y tan sólo dos lograrán la ansiada recompensa. Como dice el pijo en un momento de la novela: No está mal, un cincuenta por ciento de posibilidades.
El final de la novela es tan abierto que, sencillamente, no existe. El autor deja al lector la libertad de imaginarse el destino final de los dos ¿ganadores? de la prueba, cosa que a unos gustará, a otros decepcionará y a algunos, entre los que me cuento, dará igual; al fin y al cabo, no es una novela de Agatha Christie, sino del mejor Silverberg.
El libro empieza como una road movie, a lo kerouac. Tenemos a cuatro amigos, que viajan por el desierto, en el año 1972, para encontrarse a si mismos. Entre ellos hay secretos, tensiones, pasiones, rencillas, que afloraran finalmente al llegar al monasterio.
Silveberg es un autor de ciencia ficción, pero que combina magistralmente con el género más humanista, pasiones, rechazo a si mismo, mentiras, todas las pasiones humanas son dicesionadas por este autor. El a dicho de si mismo, que es un gran solitario y que goza de su propia compañia... este echo es el que le hace ser un gran observador.
esta novela no puede ser catalogada de ciencia ficción, tampoco de terror, es una mezcla entre road movie, thriller psicologico e introspección humana, con brotes esquizoides. Una novela impresionante, hacía tiempo que no leía algo tan jodidamente punzante, ácido, buena, conmovedora y aterradora por partes iguales. De lectura obligada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario