lunes, 15 de febrero de 2016

Un día perfecto

2015 España  106 minutos. Director: Fernando León de Aranoa.  Guión: Fernando León de Aranoa, Diego Farias (Novela: Paula Farias). Música: Arnau Bataller. Fotografía: Alex Catalán. Drama. Productora: Mediapro / Reposado Producciones / TVE (Televisión Española). Reparto. Benicio del toro, Tim Robbins, Olga Kurielenko, Melanie Thierry, Fedja Stukan, Eldar Radisovic, Sergi López.
Sinopsis:En una zona en guerra, en la que los cascos de las Naciones Unidas tratan de controlar la situación, varios personajes viven sus propios conflictos; Sophie (Mélanie Thierry) quiere ayudar a la gente, Mambrú (Benicio del Toro) quiere volver a casa, y Katya (Olga Kurylenko) quiso una vez a Mambrú. Por su parte Damir (Fedja Stukan) quiere que la guerra termine, Nikola (Eldar Residovic) quiere un balón de fútbol, y B (Tim Robbins) no sabe lo que quiere. Un grupo de cooperantes trata de sacar un cadáver de un pozo en una zona de conflicto. Alguien lo ha tirado dentro para corromper el agua y dejar sin abastecimiento a las poblaciones cercanas. Pero la tarea más simple se convierte aquí en una misión imposible, en la que el verdadero enemigo quizá sea la irracionalidad. Los cooperantes recorren el delirante paisaje bélico tratando de resolver la situación, como cobayas en un laberinto
 Fernando León de Aranoa es sin duda uno de los realizadores más particulares y de estilo más definido de nuestro país, aparte de uno de los más laureados (cinco premios Goya hasta la fecha por cuatro producciones distintas, más premios en San Sebastián, Ondas o incluso Sundance). Es el gran abanderado del cine social en España, ese que siempre se pone de parte de los más débiles (izquierdista, dirían algunos), y ha retratado como nadie la situación de desamparo de los solitarios que se acercan a la vejez sin nada a lo que agarrarse (Familia, 1996), los jóvenes del extrarradio de una gran ciudad (Barrio, 1998), los parados (Los lunes al sol, 2002), las prostitutas (Princesas, 2005) o los inmigrantes ilegales (Amador, 2010). Con mayor o menor acierto, León de Aranoa siempre ha estado ahí para hablarnos de esa realidad que no queremos ver pero que existe, acercándose al corazón y a los sentimientos de personas que normalmente sólo son un número en unas estadísticas o una cara triste más en un telediario.

Pues bien, León de Aranoa dice adiós (¿momentáneamente? ¿para siempre?) a su peculiar estilo, ese que han seguido fielmente otros realizadores (Daniel Guzmán en la premiadísima en Málaga 2015 A cambio de nada, sin ir más lejos), y filma con Un día perfecto su película más extraña y arriesgada hasta la fecha, porque no se parece nada a nada que haya hecho antes el madrileño y porque nadie diría que se trata de una cinta del mismo director que las arriba mencionadas. León de Aranoa tenía/tiene su estilo propio, su identidad como cineasta, y en ese campo era el mejor. El público tendrá que decidir si este cambio le sienta bien... o no.

Por lo pronto, Un día perfecto es sin duda la película más lograda que ha filmado Aranoa en lo que a técnica se refiere. Su realización es aquí mucho más depurada, más cuidada y, en una palabra, más estética de lo que ha sido nunca. Ese estilo informal que tenía con la cámara en su cine puramente social español, casi "descuidado", casi como si fuera un reportero gráfico grabando un reportaje a pie de calle, deja paso aquí a unos planos muy medidos de antemano, mucho más planificados y más deudores de la sala de montaje que en anteriores ocasiones. Ello da como resultado momentos, como los de las largas travesías en coche por las montañas de Bosnia, de una belleza visual que sencillamente nunca habían existido antes en el cine de Aranoa.

Sin embargo, la película, al igual que hace un personaje secundario en un momento de la película, también enarbola e iza una bandera en el horizonte, que es la de la indefinición. La película nunca sabe lo que quiere ser. ¿Es una road movie con chistes de carretera (y tiene mucho de ambas cosas, de comedia y de road movie)? ¿Es un drama bélico? ¿Es denuncia social? No se sabe, y la mezcla de las tres cosas da una sensación al conjunto un poco extraña, teniendo en cuenta que además es una película sin apenas argumento (unos cooperantes buscando la manera de sacar un cadáver de un pozo durante 100 minutos, y paren de contar). Uno se pregunta también si la historia de ¿amor? entre los personajes de Katya y Mambrú sirve verdaderamente para algo, si la propia Katya aporta algo a la trama o podría no haber estado ni siquiera presente, o si incluso el niño Nikola podría haber sido prescindible (y ya para qué hablar del personaje de un fugaz Sergi López). Mención aparte merece la música, que más allá de que gusten o no las canciones que suenan, supone una de las selecciones musicales más desgraciadas que se recuerdan recientemente en una pantalla, apareciendo sin orden ni concierto y ahogando continuamente las emociones que provocan las escenas (atención al uso que se hace de la versión de "Sweet dreams" que grabó Marilyn Manson... y eso que se trata de uno de los momentos más acertados del largometraje).

Sin embargo, sería una injusticia negarle a Un día perfecto un poder hipnótico verdaderamente auténtico, que hace que el espectador esté pendiente continuamente de la pantalla sin mirar el reloj. Quizás es el enorme carisma de Benicio del Toro, uno de esos actores que hacen fácil el difícil arte de la actuación, o el humor que aporta un soberbio Tim Robbins (la película tiene momentos muy divertidos, y casi todos ellos son protagonizados por el oscarizado intérprete), o el inspirador idealismo de Sophie, a quien da vida una Melanie Thierry que borda la inocencia de su personaje. Quizás sea el estupendo Fedja Stukan en su rol de hombre normal y corriente que sólo desea que su país vuelva a la normalidad. Quizás es la angustia que se palpa a lo largo y ancho del metraje, contagiada de esa tierra sangrante durante demasiado tiempo que fueron los Balcanes en los 90.

Sea lo que sea, hay algo en Un día perfecto que deja un buen sabor de boca final en el espectador, aunque la propuesta no sea ni mucho menos sobresaliente. Su metáfora de la búsqueda de la cuerda como la dignidad y la bondad de las personas en tiempos de guerra puede que sea tópica, sí, pero no por ello es menor poderosa.
https://www.youtube.com/watch?v=ZCjRHoYFAN8
Trailer

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